Con gesto calculado ahorro trazos aprendidos. Debo parecer inocente, completar -es la consigna- el dibujo que comenzó un niño de 12 años para su clase de plástica.
Con algunos selenitas él pobló la parte superior de la hoja y abajo hay un gran vacío que llenar. No quiero estacionar allí un plato volador y hago uno que se estrelló en el descenso, lo incendio, elevo un humo verde por toda la hoja y más allá. Cuando Ricki lo ve, ya pintado, me dice: - ¿No se te ocurrió nada un poco más original?
Me sorprendo: -¡Creí que esto lo era!
Jamás dibujé marcianos, naves, guerras ni catástrofes. Esto es absolutamente novedoso para mí. Fuí niña y librada a un descuido me traicionaron impunemente los estereotipos de género.
Una vez más compruebo que espontáneo y original no son sinónimos.
Jorie Graham / Una pluma para Voltaire
Hace 22 horas
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