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sábado, 1 de mayo de 2010

Día del Trabajador

¿No hay un acto en la Plaza? ¿Es que no habrá discursos? ¿Ningún mensaje oficial? Los trabajadores somos el pilar de la riqueza del país. ¿Será éste apenas un feriado más? ¿Puede ser? ¿Justo hoy?
Es un otoño tornasolado, cálido y brillante como nunca. Camino sin prisa. La gente desborda las calles, los parques, los aterrazados jardines de la ciudad... ¿Puede que el Día del Trabajador se parezca a tantos otros sábados? ¡Hoy es sábado con mayor intensidad!
El sol alumbra la mañana y el resto del día con alegría poco habitual para este tiempo. Y aunque la Plaza no se llene con banderas, altavoces y pancartas, jamás el sol nos saludó en mayo con tanta efusividad.
Los trabajadores, los que pudimos abandonar nuestros puestos porque el mundo puede detenerse algunas veces ya lo hemos hecho. Sacamos las reposeras, los mates y termos, los amigos y novios, las mascotas, los libros y discos, las ropas livianas de la informalidad.
Pareciera que éste día en el que nadie menciona al trabajo el homenaje es la graciosa majestad de disfrutar.

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